Sentí
el peso de mis alas por un instante,
una
brisa las acarició,
y
en ese soplo de relámpago el sonido del piano
recordó mi sabiduría.
Renací
de mi propio olvido;
despegué
mis alas,
respire mi propia fuerza,
saborié
mi vida,
la
abracé con la fuerza de un huracán,
dulce
como el agua de un río.
Mi
piel entera se convirtió en mirada,
habitando
lo divino.
Encontré
en mi vuelo el brillo de otros seres,
brillo
de aire que abraza,
brillo
de agua que refresca,
brillo
de tierra con certeza,
brillo
de fuego que enciende,
seres
que brillan e iluminan.
Gisela Fernanda Moreno Saenz
Córdoba - Argentina, 1 de agosto del 2017
Alumna de 3er año, EBBA, Dique Luján
Buenos Aires, Argentina