Estoy enfermo
y mi mal se llama Vos.
Sos el origen de mi dolencia
y sus cuidados.
Necesito tenerte en mis noches
y extrañarte al día siguiente.
Me pararía frente a la puerta que te ha visto partir
para aullar sin desmayo,
como un lobo,
hasta que una nueva Luna te devuelva.
Y volver a crearnos...
una y otra vez.
Pero siempre una:
la primera,
la originaria.
Has simplificado mi vida sensiblemente
hasta reducirla a dos estados:
estar con Vos
y extrañarte.
Entrego complacido mis certezas aspirando,
en contraparte,
a la opinable recompensa de vivir a tu merced.
Y en el mundo cotidiano
todo lo tuyo me enamora:
desde tus virtudes bíblicas
hasta los contornos de tu pubis.
Pero juntos remontamos vuelo,
y sos Afrodita
y Palas Atenea.
Sos Lady Godiva,
sensualidad y justicia.
No sos Eva,
sos María.
La Mujer primordial a la vuelta de las eras.
Y tu manzana no es la del pecado
sino la de la síntesis.
El fruto anhelado por los espíritus conspicuos.
Y vamos más arriba.
Y en las miradas del Amor
somos Uno y existencia:
mi mirada son tus ojos,
mi sonrisa está en tu boca
y tu aliento en mis pulmones.
Y me mirás
y te miro.
Te sonrío
te respiro
te transpiro.
Y Vos también:
Uno y existencia.
Y llegando hasta este punto
quedo al borde del Abismo.
La existencia se voltea
y en su reverso: La Nada.
Vacuidad.
Y me resisto.
Me observo y me descubro
resistiendo a sus trayectos.
En el viaje de partida
los vaivenes de la mente
se solapan poco a poco
y colapsan,
con efímeros reproches.
Ahora emerge la Conciencia:
impertinente en sus albores.
Luego pura, prístina y callada.
Natural.
...y me deslizo por la Vida
sin un cómo, un porqué o un para qué.
Sin embargo, aún no puedo sostenerlo
y me caigo nuevamente.
No muy lejos
pero al mundo de las formas.
... y te recuerdo
... y te busco con pasión desesperada
esperando re-crearnos.
Y me sorprende que cada aurora,
al despertar,
me espere un mundo similar
al de mi última vigilia.
Y me mirás,
y te miro.
Te sonrío
te respiro
te transpiro
y sos María...
y me interno suavemente
hasta los pliegues de tu cuerpo.
Estoy enfermo
y mi mal se llama:
Vos.
CELEBREMOS.
Marcelo Podestá